Prohibido confiarse como en 2013

Federico Titone/BernabeuDigital.com

Estas semifinales de Champions me recuerdan a las de 2013, cuando todo el mundo veía una final entre Real Madrid y FC Barcelona, y acabó siendo un Bayern-Dortmund. Los madridistas no pudieron remontar el 4-1 de la ida, aunque se quedaron cerca (2-0 en la vuelta), y los culés fueron arrasados por los bávaros con un 0-7 en el global de la eliminatoria. Ahora, todo el mundo ve un Real Madrid-PSG en la final, con el morbo del culebrón Mbappé de por medio, pero hay que tener mucho cuidado. De nada vale confiarse, porque se corre el riesgo de que 11 años después se repita la misma historia.

Que el Bayern no está en su mejor momento es obvio. Después de once ediciones consecutivas con victoria, esta temporada ha perdido la Bundesliga de manos del Bayer Leverkusen. Y no solo eso, también está fuera de la Copa de Alemania. Por lo tanto, la Champions es la única competición, en la cual, aún tiene opciones de proclamarse campeón. Una situación deportiva complicada que se solapa con una situación institucional aún más intrincada. Tuchel ha perdido los apoyos dentro del club y abandonará Múnich en verano. Además, su relación con los jugadores no es la mejor. La bestia germana está herida, y el Real Madrid llega en un gran momento, con 18 partidos seguidos sin perder y con LaLiga ya en el bolsillo. Pero confiarse está prohibido.

El Bayern es ahora más imprevisible y peligroso que nunca. Si alguien cree que la eliminatoria será sencilla... que se ponga las semifinales de 2013. Consejo que lanzo también a los seguidores del Paris Saint-Germain. La clasificación va a ser muy complicada. Relajarse no es una opción.