EL PECADO DEL DIABLO

© foto de Angel Martinez

¿Se imaginan que a falta de siete jornadas el Barcelona fuese líder sobre el Real Madrid con cuatro puntos de ventaja? Estaríamos hablando de la excelencia de un equipo irrepetible, de una combinación de factores que permiten que todos los aficionados al fútbol, sin exclusión, pudieran disfrutar de una obra irrepetible. Se acabarían los elogios, una preciosa y bien cuidada alfombra roja, alumbraría cualquier referencia hacia el conjunto azulgrana.
Sin embargo, nos encontramos un panorama bien distinto.  El Real Madrid ocupa el liderato, sólo ha perdido dos partidos en Liga, y ha cometido la osadía de empatar cuatro partidos en todo el Campeonato. Delitos graves, incluso, de cárcel. ¿Cómo un equipo puede perder 14 puntos en todo el Campeonato? Mourinho debería salir del país, Florentino Pérez abandonar su sillón presidencial.
El Pecado del Diablo (Real Madrid) es tener a un entrenador al que le gusta Khedira. Algo que no satisface los eruditos y gustosos paladares de ciertos sectores. El Pecado del Diablo es no resignarse. No aceptar que solo hay un camino para jugar bien. El Pecado del Diablo es revelarse contra la imagen de antihéroe que quieren colocar a su icono futbolístico y mediático: Cristiano Ronaldo. El Pecado del Diablo es tener jugadores con personalidad, que dialogan y negocian con su entrenador cualquier decisión de vestuario. El Pecado del Diablo es... SER LÍDER.
Parece que molesta, parece que no se lo merece. Mourinho no ha estado acertado en algunas actuaciones. Pepe no puede sentirse orgulloso de sus ademanes violentos. Y no estaría de más, rebajar la tensión sobre los árbitros para liberar a los jugadores. ¿Son motivos suficientes para crucificar a un equipo que va camino de batir récords? Creo que no. Sinceramente, si el Real Madrid se lleva el título de Liga, asistiremos -con vergüenza- a un debate sobre cómo el antifútbol, el antihéroe, un grupo de macarras reunidos y alentados por un entrenador mezquino y que hace daño al fútbol español, se ha llevado un título por casualidad.
El Diablo puede que nunca suba a los cielos, que aunque vista de blanco se queme en el infierno, pero con ese tridente  -Cristiano, Higuaín, Benzema-  que sujeta, está a punto de tirar por tierra cientos y cientos de artículos, editoriales y declaraciones sobre el fútbol. Ese deporte que amamos todos y que algunos han querido apropiarse.