Algunos principios futbolísticos de ciertos entrenadores

Leí en 24 de abril de 2020, la noticia de que Ricardo La Volpe anunció su retirada como entrenador. “El Bigotón se cansó y pegó el portazo”. Después de más de tres décadas como entrenador y con 68 años cumplidos. Reveló también que “continuará ligado al fútbol, pero desde otra función… Está cansado de dirigir y de pelearse con los periodistas y con los jugadores” (…) “Estoy eligiendo ser director deportivo, no quiero dirigir más. Ya me pasó la edad, me pasó esa presión, me cansé y no me llevo bien con los periodistas ni con los profesionales”. (Programa “Fútbol Picante”, cadena ESPN). Y fueron más de 36 años de ejercicio de la profesión. La Volpe mantuvo fuertes polémicas con periodistas. Amante del fútbol ofensivo, fue un fervoroso defensor de las ideas pregonadas por Menotti, sus equipos siempre se caracterizaron por jugar con una línea de fondo con tres zagueros y dos laterales. La “salida lavolpiana” fue una práctica que Guardiola lo incorporó en algún momento a sus equipos. Por tanto, La Volpe es un entrenador que trasciende.

Aseguraba Marcelo Gallardo en el libro de Matías Navarro García “Gallardo Superclásico”: “El entrenador vive 24 horas pensando en fútbol. Es una profesión apasionante. Hay un montón de pequeños mundos que resolver: las cabezas de los jugadores”. Incluso se atrevió a asegurar cómo se disputan los partidos especiales: “Todas las finales se juegan de manera intensa. Estos partidos se ganan en momentos, aprovechando los buenos ratos que tenés y después hay que saber sufrir y manejarse con templanza”. (Conferencia de prensa tras ganarle a Boca por 2-0 en 2018).

El propio Gallardo aseguraba en otro momento que “Hay que transmitir desde la simpleza, pero también desde la convicción: no puedo transmitir cosas que no siento. Después, los jugadores tienen que hacer propia la idea”. La cuestión es que, como ocurre en el Real Madrid, algunos jugadores que no logran hacerse un sitio en el equipo han filtrado que no se entienden con su entrenador Zinedine Zidane. Y los medios de comunicación han puesto altavoces a dichas reivindicaciones manipulando el devenir del equipo. Aseguraba Gallardo: “… cuando sos entrenador ya pensás por mucha otra gente. Ahí pasan a ser muy pocos los momentos en los que podés disfrutar fuera del fútbol, más si tenés el grado de pasión que requiere esta profesión. Te consume demasiado, la dinámica te va llevando a un grado de locura donde hay que parar”.

(…) “Todos los jugadores tienen que correr, nadie tiene la posibilidad de jugar parado y ser un fenómeno. ¿Sacrificio? Sí, para correr y jugar. Esto hay que entenderlo como un todo… Hay que laburar y jugar. De eso se trata. Yo lo siento así al fútbol”. (…) “Yo tengo un equipo conformado por un plantel. Después está en mí tratar de armar el mejor 11 posible. Vos podés tener un montón de jugadores y por ahí no lográs un equipo. A veces no es recomendable que te abunden futbolistas y a veces sí porque necesitás tratar de que esa disputa interna por un lugar te levante el nivel”. Pero estas cuestiones se vuelven contra el entrenador si el periodismo alaba en exceso a ciertos jugadores, sobre todo a los que menos juegan, y éstos no compiten sanamente por hacerse con un puesto, hasta el punto de pedir la baja “porque el entrenador no me pone, no me quiere…”

En “Fútbol de verdad”, Samy Stroh Birmaher, capítulo relativo a “La importancia del cómo”: “El fútbol revela muchas cosas sobre quiénes somos, por no decir que el fútbol es como la vida. La Filosofía, la Idea, el Tipo y finalmente el Modelo de Juego de cada DT (Director Técnico) refleja su ser y expresa su identidad, la manera como entiende y procede. Si le gusta el control, si es de iniciativa, si le gusta ir por más, si le importan los “cómos”. El Modelo de Juego nos dice mucho de quién es”. Los entrenadores, todos, tienen sus propios principios. Unos más acertados que otros…