.

Dorgu, Umtiti, Camarda, Tiago Gabriel y el nuevo estadio: los 8 años de Sticchi Damiani en el Lecce

de Giacomo Iacobellis
Fonte: Con la collaborazione di Niccolò Ceccarini

Ocho años pueden parecer un tiempo corriente, casi trivial, en la vida de cada día. En el fútbol, en cambio, bastan para marcar una época: para ver ciudades cambiar de piel, equipos venirse abajo o renacer, destinos darse la vuelta en una temporada o incluso en un solo domingo. En Lecce estos años han tenido el ritmo de una novela: capítulos intensos, giros inesperados, personajes que se convierten en símbolos, miedos que se transforman en impulso, y una comunidad que ha vuelto a reconocerse en el club. Cuando en diciembre de 2017 Saverio Sticchi Damiani tomó las riendas de aquel Lecce perdido, encallado en una Lega Pro sin salida, no había promesas que hacer ni expectativas que vender. Solo había un acto de fe, de esos que no se explican con números, planes de negocio ni conveniencias. Había una ciudad herida, un estadio envejecido, una reputación que reconstruir y un fútbol que reactivar. Y estaba él, un presidente guiado más por el amor que por la ambición, dispuesto a echarse a la espalda un destino incierto.

Ocho años después, el Lecce es otro club: sólido, respetado, capaz de asegurar la permanencia en la Serie A tres veces seguidas, y de llevar a un talento de su cantera hasta el Manchester United, convirtiéndose en modelo para muchos. El presidente Sticchi Damiani, entrevistado en exclusiva por TuttoMercatoWeb.com, lo cuenta sin autocomplacencia, con la calma de quien vivió cada paso como una responsabilidad, muy consciente de los medios de su plaza, pero al mismo tiempo empujado por un amor tan profundo por sus colores que, año tras año, le llevó a dejarse el alma.

Presidente Sticchi Damiani, en diciembre de 2025 cumple ocho años al frente del Lecce: ¿qué han significado para usted?
“Han sido ocho años muy intensos, porque ha pasado de todo. Cuando cogí al Lecce estaba en la Lega Pro, en un momento de gran dificultad no solo deportiva, sino también de reputación. El equipo estaba en la Serie C por un ilícito deportivo, el estadio era decadente, los aficionados eran pocos y existía el riesgo real de no salir adelante también en lo económico. No había ningún beneficio inmediato: era una operación antieconómica. Yo lo hice por pasión, por corazón. Soy leccese, salentino, hincha del Lecce. Involucré a algunos amigos, yo como socio mayoritario, y a partir de ahí empezó un viaje que no imaginaba que pudiera ser tan apasionante”.

¿Cuál ha sido el momento más bonito y cuál el más complicado de este largo camino?
“Es difícil ponerlos en orden. El ascenso de C a B fue liberador: no aceptaba ver a mi ciudad en la Lega Pro. Una plaza de un millón de habitantes y 400.000 aficionados en el mundo no podía quedarse ahí abajo. Luego los ascensos a la Serie A, las tres permanencias consecutivas —la última, la tercera seguida, supuso un récord deportivo inolvidable en nuestra historia— y el título de la Primavera: momentos realmente especiales. El peor, en cambio, fue uno y solo uno: el fallecimiento de nuestro fisioterapeuta, Graziano Fiorita, durante una concentración previa al partido. Un dolor enorme”.

De los entrenadores que se han sucedido estos años, ¿hay alguno al que esté más ligado?
“Hoy tengo una relación magnífica con Di Francesco: persona seria, cabal, nunca una palabra fuera de lugar y, además, un técnico muy preparado; está haciendo crecer a todos los jugadores de la plantilla. Mirando atrás, cito a Marco Giampaolo: calidad humana, inteligencia, sensibilidad y una honestidad intelectual rara en el fútbol. Pero podría citarlos a todos: con mis entrenadores la lealtad siempre ha sido la base”.

Hablemos del director Corvino: ¿cuál es la clave de vuestro éxito?
“Pantaleo es alguien al que quise traer con todas las ganas. Nos conocemos de toda la vida, también más allá del fútbol. Tras el descenso a B en plena Covid necesitaba a alguien de confianza. Le pedí, antes que nada, volver a poner el club a salvo y luego —objetivo subordinado al anterior— alcanzar también resultados deportivos. Hemos logrado ambos y estamos muy contentos. Trabajar con él es fácil porque compartimos la cultura del trabajo: para competir tenemos que trabajar veinte horas al día. En el fútbol es más fácil que se dé el peor escenario, el más amargo; esa conciencia nos mantiene lejos de cualquier análisis superficial”.

¿Alguna anécdota de mercado ligada a Corvino que recuerde con especial gusto?
“Hay muchísimas. Una vez Pantaleo me dijo: ‘Presidente, ¿qué le parece Umtiti?’. Yo le pregunté si era un homónimo… Y él: ‘No, es él’. No había trampa. También hubo muchos futbolistas que al final no fichamos. Recuerdo, por ejemplo, cuando mandamos de vuelta a un jugador que ya había llegado al aeropuerto y posado para las fotos de rigor, porque en la primera charla tuvo dos o tres salidas desafortunadas. Todo eso mientras llevaba dos Rolex en cada muñeca. Entendimos que no era el perfil adecuado para nuestro Lecce. O a otro no lo fichamos porque tenía demasiados tatuajes. Y luego están las muchísimas operaciones cerradas en silencio, anunciadas en nuestros canales oficiales sin que nadie supiera nada”.

¿Qué operación de mercado le ha hecho sentir más orgulloso?
“La de Umtiti fue extraordinaria: un campeón del mundo que dio muchísimo a nuestro club. Pero la de Dorgu representa el modelo Lecce de 360 grados: lo fichamos para la cantera de un equipo danés, hizo un año en el Primavera y media temporada en la Serie A, y luego fue traspasado al Manchester United por 38 millones. Un símbolo de la calidad de nuestro club. Y operar con el Manchester United es un motivo extra de orgullo”.

Algunas ventas en los últimos años tocaron el corazón de la afición, como las de Hjulmand, Strefezza y Baschirotto. ¿Cómo las recuerda en lo humano?
“Digamos que Hjulmand era un joven que lo había hecho muy bien y estas decisiones nunca son sencillas. Humanamente, las más dolorosas fueron Strefezza, que estaba en el corazón de la ciudad, y Baschirotto. Ambas operaciones tenían su lógica: Strefezza quería aprovechar la gran oportunidad, también económica, que le ofrecía el Como y merecía que le complaciéramos por lo que había hecho con nosotros; y Baschirotto tuvo la opción de firmar un contrato largo con la Cremonese. Además, su salida abrió espacio a Tiago Gabriel, que este año lo está haciendo de maravilla, pese a ser de finales de 2004, prácticamente un 2005”.

¿Tiago Gabriel puede ser uno de los nuevos Dorgu del Lecce? Se habla del interés de la Juventus…
“En este inicio de temporada, Tiago ha firmado números impresionantes: balones recuperados, duelos ganados, sin ver jamás una amarilla. Es eficaz por sus cualidades técnicas y físicas, y eso demuestra que, para su edad, rinde fuera de lo normal. Es un chico al que hay que seguir en su proceso de crecimiento, sin prisas, porque aún tiene mucho que aprender. ¿Juventus? Es prematuro hablar de eso, pero sí puedo decir que ha despertado el interés de muchos”.

Se dice que el Lecce tiene una de las masas salariales más bajas de la Serie A. ¿Qué supone gestionar un club con estas características?
“Tener una masa salarial de las más bajas implica tomar decisiones precisas, a menudo arriesgadas, ser rigurosos y coherentes con nuestra filosofía. No podemos competir con clubes que gastan cifras muy superiores, así que apostamos por el equilibrio, por jóvenes con proyección y por operaciones inteligentes en el mercado. Que hasta ahora hayamos logrado salvarnos en la Serie A con esta estructura económica es un motivo de orgullo y demuestra que un modelo virtuoso y sostenible funciona también en una liga tan exigente como la nuestra, aunque entre enormes dificultades. Cada permanencia en estos años ha sido hija de dos factores: no solo equivocarnos lo menos posible, sino también ver fallar a quienes tienen más recursos que nosotros. Solo la primera condición no basta para salvarse, tan grande es el abismo económico en la parrilla de salida”.

Si no hubiera asumido el control del Lecce, ¿sería un gran arrepentimiento?
“La verdad, jamás pensé que llegaría a ser presidente del Lecce; lo hice porque el club estaba a un paso de la quiebra y quería aportar a mi tierra. No sé si me habría arrepentido de no intervenir. Lo que he vivido en estos ocho años me ha regalado páginas inolvidables: no solo los resultados deportivos, sobre todo las personas que he conocido, las historias de los aficionados, su cariño y su pasión”.

¿Y el estadio?
“Era una espina: los aficionados se mojaban, era incómodo. Gracias a los Juegos del Mediterráneo 2026 estamos llevando a cabo una remodelación gradual sin reducir el aforo. Una cubierta integral se montará al final del campeonato y, en octubre de 2026, si todo va según lo previsto, la renovación del Via del Mare estará completa. Y junto con la ciudad deportiva, hemos cumplido dos grandes objetivos, con hechos, no palabras”.

De cara al futuro, ¿alguna promesa para su Lecce?
“Mi promesa siempre ha sido la misma: entregarme al máximo junto a mi staff, nunca me he guardado nada. No hago fútbol por negocio; he invertido recursos personales por el territorio y nunca he ganado nada. Seguiré mientras tenga fuerzas y, sobre todo, mientras sea útil a la causa. Luego, si llega alguien con medios para hacerlo mejor, seré el primero en apoyarle”.

¿Hay algo que no repetiría en estos ocho años?
“Repetiría muchas cosas. Quizá di demasiado espacio a alguien que no lo merecía, pero forma parte de la vida. El recorrido está lleno de satisfacciones; es difícil encontrar cosas que no hayan salido bien”.

¿Qué idea se ha hecho de esta Serie A?
“Este año marcar es cada vez más difícil, sobre todo para los equipos medianos o pequeños. Se juega mucho a base de potencia física y la calidad técnica tiende a disminuir”.

El Lecce apuesta por los jóvenes: habéis fichado a un 2008 para ponerlo de delantero titular.
“Camarda es un 2008 por el que hemos apostado de verdad; lo hemos traído como protagonista pese a su edad porque creemos en sus cualidades, en su potencial y en su trayectoria. Creo que dar más minutos a los jóvenes italianos, quizá con incentivos económicos para quien los ponga, sería útil para los equipos de la Serie A y para la selección. Hay que tener valor para poner en valor a nuestros talentos”.

Presidente, por último, ¿cuál es su sueño?
“Mi sueño como aficionado es el mismo que el de los hinchas del Lecce. En mi corazón a veces sueño escenarios que calificaría de irracionales, pero obviamente celebro nuestros extraordinarios ‘scudetti’: las clamorosas permanencias logradas en estos años. Soy consciente de que no se puede ganar el Scudetto cada temporada, pero me gustaría seguir escribiendo la historia quedándonos en A por cuarto año consecutivo”.


Otras noticias