ACF Fiorentina: ¿Vanoli ya en la cuerda floja tras la destitución de Pioli? El verdadero problema es el vestuario
Nuevo entrenador, viejos problemas. El relevo en el banquillo entre Stefano Pioli y Paolo Vanoli no ha cambiado la temporada de la ACF Fiorentina. Es más: por lo que vale, el técnico de Varese —dos empates y tres derrotas en cinco partidos, entre Serie A y Europa Conference League— presenta un balance incluso peor que su predecesor, ya que con Pioli al menos la ACF Fiorentina había marcado 18 goles en 14 encuentros (y encajado otros tantos). Con Vanoli, en cambio, el equipo va por debajo del gol a favor por partido (4) y encaja casi dos de media (9).
Datos aún más preocupantes, y el banquillo del ex técnico del Torino FC ya tambalea, aunque de momento no parece inminente el enésimo volantazo. A los resultados se suma lo que parece un rechazo claro: al desolador sainete vivido en el Mapei Stadium con el penalti que debía lanzar Gudmundsson, quería tirar Kean y acabó ejecutando —con el visto bueno del capitán Ranieri— Mandragora, se añadió la aclaración en redes del delantero islandés. Gud desmintió públicamente a su entrenador: «Nunca he rechazado ni rechazaré lanzar un penalti; siempre he tirado los penaltis del club sin problemas». Más que crujidos, explosión interna en el vestuario.
Al margen de las responsabilidades de Vanoli, que —aunque ha tenido poco tiempo— no ha logrado cambiarle la cara a la ACF Fiorentina, las dificultades parecen incrustadas en las costuras del equipo. Ya se habló de Edin Dzeko con el megáfono: con su carrera aparte, si el que da la cara es el último en llegar, además sin sitio fijo en el once, es que en ese vestuario no hay ningún (otro) líder creíble. El propio Pioli, por lo demás, ya tuvo buenos quebraderos de cabeza: el mismo Dzeko no se mordió la lengua y, tras la destitución, aparecieron incluso ‘me gusta’ de algunos jugadores (por ejemplo, de Pongracic) a la noticia de la separación. Fragilidad y desavenencias que están en la base de este último puesto: el pasado invierno, la directiva metió mano al grupo no tanto desde el punto de vista técnico, sino precisamente para darle al por entonces técnico Palladino un vestuario más receptivo. Resultado: sexto puesto. Luego el entrenador se marchó, y alguno quizá no haya digerido aquella salida, pero entretanto también dijo adiós Pradè y la ACF Fiorentina sigue ahí, última en la clasificación. A esta posición, a estas alturas, más que los entrenadores, la han llevado los jugadores. También con sus caprichos, como la escena poco edificante del sábado. Otra limpia en enero podría estar en el aire: ¿bastará? Difícil preverlo; los líderes no se compran.