Por fin se nota la mano de Spalletti: ¿será el punto de inflexión para la Juve? Conte, en reserva: y el SSC Napoli se juega decir adiós a la Champions. Sacudida en el Torino, Cairo intenta la revolución. ¿Podrá la ACF Fiorentina levantarse?
Y por fin llegó el día de la jugada ganadora de Luciano Spalletti. Tras una primera parte al límite de lo aceptable, como admitió el técnico en el pospartido, su Juventus venció al Pafos (no es el Real Madrid, pero qué más da) gracias a los goles de McKennie y David, pero sobre todo gracias al cambio de plan que decidió en el descanso en el Stadium, después de la pitada monumental con la que su equipo fue despedido camino de vestuarios. Otro dibujo, otro equipo, con el 4-2-3-1 que implantó Spalletti, que puede ser tanto un punto de inflexión como un punto de no retorno. Hacía falta una sacudida y llegó, quizá más tarde de lo esperado, teniendo en cuenta que el entrenador ya lleva un tiempo en el banquillo de la 'Vecchia Signora'. Sea como fuere, ahora la clave es la continuidad. Porque una golondrina no hace verano y el duelo del domingo ante el Bolonia será la prueba de fuego.
Por una Juventus que ha recuperado la sonrisa, hay un Nápoles que corre el riesgo de perderla, al menos si miramos solo al camino europeo. La primera derrota tras el último parón pesa como una losa para los partenopeos, que en las dos últimas jornadas de la Champions League, que se disputarán en enero, estarán obligados a hacer pleno para no despedirse a las primeras de cambio de la máxima competición europea, lo que sería una eliminación sonada para los vigentes campeones de Italia. Queda mucho, casi mes y medio, y la esperanza de Antonio Conte pasa por recuperar a los muchos jugadores que ahora mismo están en la enfermería. McTominay y Elmas están en reserva, especialmente el escocés, pero poco más puede hacer, visto que el técnico no tiene más cartas que jugar en la medular. Toca recargar pilas, pero ¿cuándo? El momento es delicado, el calendario aprieta y la Serie A no se detendrá ni en las fiestas.
Cerrado el capítulo Champions League, toca escribir también sobre la revolución en casa del Torino vivida ayer. La decisión de Cairo ha derivado en la destitución de Vagnati y en el regreso de Petrachi como director deportivo. Un relevo con el objetivo de levantar el ánimo de un entorno en plena crisis de identidad. Por una vez, el primero en caer no ha sido el entrenador, pero Marco Baroni tiene los días contados. Está obligado a ganar para salvar el puesto, porque la sensación invita a pensar que la apuesta del propietario al nombrar a un nuevo director deportivo no es más que el preludio de un cambio también en el banquillo, con el eventual nuevo técnico elegido por el nuevo dirigente. El Torino ya ha movido ficha y Cairo espera que esta sacudida se traduzca en puntos en la clasificación.
Una clasificación que duele, aunque no tanto como la de la Fiorentina, que volverá a escena esta noche en la Conference League. La tercera competición europea por importancia se antoja un auténtico obstáculo para los viola, que deben centrarse única y exclusivamente en cómo asegurar una salvación que parece cada vez más lejana y difícil. Si en el Torino alguien ha tomado la decisión de cambiar a un dirigente, ¿quién podría hacer lo mismo en Florencia? Desde Estados Unidos no llegan señales: ni Rocco Commisso, ni su esposa Catherine, ni los otros hombres de confianza del dueño viola han tomado posiciones firmes, y las declaraciones de Vanoli en rueda de prensa no convencieron en absoluto. Muchas respuestas, por seguir con el tema florentino, sonaron a puro humo, pero la Fiorentina necesita ahora certezas. Certezas que hoy no existen, pero que deberán encontrarse, ya.