Hojlund, rey de Nápoles; el SSC Napoli, líder en solitario. Conte, ahora sí es su equipo. Juventus, solo Yildiz: adiós al sueño del Scudetto. Spalletti, noche negra: pitado en el Maradona y sin certezas. Y el AC Milan aprieta para engancharse
Ganó el SSC Napoli, ganó Conte, ganó Hojlund. Había muchos duelos y muchas lecturas detrás y dentro de este choque que, al final, deja las primeras certezas. Los partenopeos han recuperado el espíritu auténtico que pedía su entrenador: pese a bajas importantes y numerosas, son un equipo de verdad, metido de lleno en la pelea por el Scudetto.
La Juventus aún no es equipo; Spalletti tiene mucho trabajo por delante y, con la noche de hoy, a ocho puntos de la cima, se desvanecen las últimas opciones de Scudetto y crecen las dificultades para asegurar una plaza de Champions.
La conclusión es clara: el SSC Napoli juega y piensa como equipo; la Juventus se atasca, es casi solo Yildiz.
Partido a partido se dibujan más nítidos los contornos de lo ocurrido tras la derrota en Bolonia. El golpe de timón de Antonio Conte y la respuesta del grupo han sido extraordinarios. Sin su centro del campo titular y con McTominay lejos del cien por cien, el SSC Napoli mantuvo la misma mentalidad: todos atacan, todos defienden, juegan para ganar, tienen personalidad y carácter. El triunfo es fruto de ese bagaje que el SSC Napoli arrastra del curso pasado y que parecía extraviado. Ahora que lo ha reencontrado, este grupo se antoja aún más fuerte de carácter. Mérito de Conte, por supuesto. Y también del club, que le ha respaldado siempre con las clarísimas palabras de De Laurentiis.
También fue la noche de Hojlund, que firmó la victoria con un doblete y dejó claro su valor. Una respuesta a los primeros escepticismos, a quienes reducen el fútbol a números y no valoran la evolución de un chico de apenas 22 años que ya es importante por sus movimientos, por el trabajo para el equipo y que solo puede crecer.
Decepcionante la noche de Spalletti. Seguro que soñaba con otro regreso a Nápoles, pero cuando eliges la Juventus todo lo demás viene de serie y hay que asumirlo. Ya no hay héroes: el fútbol lo devora todo a toda velocidad, también los recuerdos. Los pitos del Maradona seguro que escuecen en la piel de Spalletti, que hace dos años y medio en este estadio vivió el momento más alto de su carrera: el Scudetto sin Maradona. Ese recuerdo ya es solo suyo.
Spalletti aún no tiene en la mano a la Juventus. Se nota que no se fía de este equipo, no lo siente suyo. Él, que siempre quiere imponer su juego, fue a Nápoles con una sola idea: empatar. No es propio de él, más aún sabiendo de las muchas y grandes bajas del rival.
Arrancó sin un nueve puro, con David y Openda en el banquillo. Arriba, Yildiz y Conceicao para no dar referencias y ayudar al centro del campo. Primera parte sin historia ni sentido, jugó solo el SSC Napoli.
Tras el descanso, apareció David y llegó la contra firmada por Yildiz que pudo cambiar el guion. El empate pareció aportar coraje y personalidad, pero una vez más Spalletti pensó más en amarrar un punto que en ir a por el triunfo. Quitó precisamente a Yildiz y a Conceicao y pasó a un 3-5-1-1 más conservador.
Digámoslo claro: el SSC Napoli quiso más ganar este partido y lo ganó.
Spalletti tendrá que trabajar mucho para cambiar la idea de fútbol de un grupo frágil mentalmente y no excelsamente dotado en lo técnico. Hará falta bastante tiempo, pero la Champions aprieta y para la cuarta plaza la competencia es altísima y cualificada. AC Milan, Inter FC y SSC Napoli ya tienen medio billete; y aunque AS Roma y Como tropezaron, siguen en la pelea. Como el Bolonia.
A propósito del AC Milan: si ficha un nueve de verdad en enero, para mí sigue siendo el favorito al Scudetto. Esta noche, en Turín, los rossoneri intentarán engancharse a la cima y adelantar al Inter FC, que continúa siendo el que tiene la plantilla más fuerte de todas.
Tiene razón Allegri: a comienzos del próximo año la tabla ultracorta tomará una forma más real. Por abajo ya la ha tomado, por desgracia para la ACF Fiorentina, última y muy descolgada de la zona de salvación. Se acabó la sorpresa negativa: el fútbol tiene reglas precisas; sin Commisso no hay otras figuras creíbles en el club, falta un proyecto técnico de verdad. Así, los entrenadores son hombres solos y débiles, el grupo no existe. Pioli ha fallado y Vanoli lo está haciendo incluso peor. Hacen falta soluciones duras y drásticas que solo pueden llegar desde EE UU: al club le hacen falta hombres de fútbol. Pero ya.